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Triatlón en Posadas
Guía exprés para mimar tu cuerpo tras el Triatlón de Posadas 🏊♂️🚴♀️🏃♂️
Andrés Gascón Navarro


Después del podio… la realidad
15 de junio, Posadas: calor, nervios, un público entregado y tú, dándolo todo en cada brazada, pedalada y zancada. Si acabas de leer esto en Almodóvar del Río o andas paseando por las calles de Hornachuelos mientras intentas bajar las escaleras sin quejarte, ¡este post es para ti!
Aquí no venimos a dramatizar con palabros raros, sino a contarte, en cristiano y con un punto gamberro, qué le está pasando a tu cuerpo y cómo puedes acelerar la vuelta a la normalidad, evitar lesiones post competición y sacarle partido a una buena descarga muscular sin que el dolor te persiga más que el speaker de meta. Mi misión: informarte, divertirte y, claro, tentarte a que reserves una cita en mi clínica de fisioterapia en Posadas (a menos de un triatlón de Almodóvar y a nada de Hornachuelos).
¿Por qué duele todo?
Terminaste el triatlón y, al ratito, las piernas aún celebraban. Pero, oye, llega la noche y… ¡ay, madre! Sientes agujetas ninja que aparecen cuando menos te lo esperas. Eso se llama sobrecarga muscular: la acumulación de fatiga y pequeñas roturas en las fibras (sí, esas micro-hendiduras que se crean cuando pones el cuerpo a fuego vivo).
DOMS, no es un DJ de techno
A las 24-48 horas aparecen las famosas DOMS (Delayed Onset Muscle Soreness, en guiri). En español: agujetas tardías que te recuerdan cada escalón subido. No es una lesión, es tu musculatura diciendo “necesito cariño”.
El cóctel inflamatorio
Cuando acabas un esfuerzo bestia, tu cuerpo libera sustancias inflamatorias (cytokina, para que nos entendamos, los mensajeros químicos que avisan de que algo se ha roto un poquito). Resultado: hinchazón, dolor sordo y rigidez que te convierten en pingüino durante un par de días.
¿Pánico? Para nada
La sobrecarga es normal, pero si no la gestionas se convierte en amiga de las lesiones post competición: tendinitis, contracturas e incluso desgarros serios. Vamos a evitarlo con una descarga muscular decente y unos truquitos caseros que valen oro.
Descarga muscular: tu spa exprés para volver a la guerra
Presión y drenaje
Usamos terapia manual (sí, a veces es un dolor que gusta) para “exprimir” toxinas y restos metabólicos.
Resultado: mejores circulación y oxigenación → recuperación turbo.
Estiramiento asistido
No hay burpees, tranquilo: movilizamos la articulación suavemente mientras el músculo se relaja.
Aumenta rango de movimiento, elástico como chicle nuevo.
Liberación miofascial
Suena a peli de ciencia-ficción, pero es presionar puntos gatillo (contracturillas) hasta que sueltan.
Adiós nudos que parecen garbanzos duros.
Plan casero post-triatlón: las primeras 48 h mandan
Mientras pides cita (guiño-guiño), aquí tienes un kit de supervivencia.
1. Movilidad “de lunes por la mañana” (3 rondas)
Gato-camello (espalda): 10 repeticiones, lento.
Círculos de tobillo: 15 por lado para que el sóleo no proteste.
Balanceo de cadera: pasa el peso adelante-atrás, 12 veces.
Tip: respira profundo; si aprietas la mandíbula, todo se queda tieso.
2. Crioterapia low-cost
Bolsa de guisantes congelados, 10 minutos sobre cuádriceps y gemelos, pausa de 10 min, otra ronda. El frío baja la inflamación, corta la corriente de dolor y te deja listo para la siesta.
3. Descanso activo (no es tumbarse a ver series)
Paseo suave de 20-30 min por el río Guadalquivir (si estás en Hornachuelos, un lujo).
Pedaleo en rodillo sin superar 60 % de tu frecuencia cardíaca máxima.
Yoga básico o respiración diafragmática (sí, eso de hinchar barriga como un globo).
4. Alimentación reparadora
Proteínas = ladrillos musculares (huevo, pollo, legumbres).
Antiinflamatorios naturales: piña, cúrcuma, aceite de oliva virgen extra, omega 3 y omega 6 (¡bendita tierra cordobesa!).
Hidrátate: mínimo 2,5L.
Con esto mantienes la sangre circulando, eliminas residuos y llegas a la descarga profesional como un coche limpio a la ITV.
Señales de alarma (Red Flags)
No todo es “agujetas y listo”. Si ves cualquiera de estas red flags, no lo dudes: ven a consulta.
1. Dolor punzante tipo alfiler al cargar peso
Cómo lo describe la gente: “Me pincha y me deja cojo”.
Por qué deberías ir al fisio/médico ya: Puede ser una rotura fibrilar; cuanto antes se confirme y se movilice, menos riesgo de desgarro mayor y hemorragia interna.
2. Hinchazón persistente acompañada de calor local
Cómo lo describe la gente: “Parece que llevo un hornillo en la pierna”.
Por qué deberías ir al fisio/médico ya: Señal de inflamación severa o incluso trombosis. Requiere exploración urgente para descartar un coágulo peligroso.
3. Calambres nocturnos que te hacen brincar en la cama
Cómo lo describe la gente: “La pierna se independiza” (salta sola).
Por qué deberías ir al fisio/médico ya: Puede indicar déficit de electrolitos (potasio, magnesio, sodio) o sobreentrenamiento. Sin corregirlo, el calambre podría derivar en lesión muscular o crisis metabólica.
4. Hormigueo o adormecimiento continuos
Cómo lo describe la gente: “Tengo hormigas en las piernas”.
Por qué deberías ir al fisio/médico ya: Probable compresión nerviosa (ciática, síndrome piramidal, atrapamiento). Detectarlo pronto evita daño neurológico permanente y pérdida de fuerza o sensibilidad.


Tu cuerpo se lo ha currado, ahora mímalo
Triatleta, has cruzado la meta, te has ganado el aplauso y la medalla… Pero tu cuerpo aún está en plena maratón de recuperación. Una descarga muscular adecuada y unos cuidados sencillos te devolverán a la rutina antes de que al speaker le dé tiempo a aprenderse tu apellido.








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